El tinto está caliente, oscuro y humeante, rodeado de varios observadores que esperan probar un poco para poder tomar más; pero en esta analogía cuál es el tinto? nuestro país?, el famoso Proceso de Paz?, lo que viene después?, eso está por verse.
Lo que llamamos Paz no es un papel firmado en una ciudad otro país, la Paz no es dejar de dar tiros a diestro y siniestro ni entregar pedazos de territorio e impunidad, tampoco es un acto administrativo donde el señor presidente de turno corta un lindo listón rosado con unas tijeras de oro y decir "Bienvenidos al Futuro", (que ya lo dijo uno antes pero...), lo que llamamos Paz no es señalar a un servidor público y dejarle todo el peso de las decisiones que corresponden a un pueblo entero, por franca pereza mental y apatía a lo que llamamos política, tampoco es valerse de un libro de sabiduría para decir que todos somos pecadores menos el autor.
Si buscamos la definición de Paz veremos que es la ausencia de guerra, de violencia, pero también "es un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y estabilidad las partes de una unidad" (Wikipedia) y allí es donde debemos detenernos y revisar bien que es lo que llamamos PAZ.
En una sociedad donde la Justicia es un bien transaccional (ojo, no transicional), la Educación es un trámite y los Valores son la peor etiqueta de una persona es difícil encontrar "equilibrio y estabilidad [de] las partes de una unidad", no es posible pensar que se puede hacer ó tener Paz si cada uno de los individuos de nuestra sufrida Colombia no se dispone a hacer lo justo y lo necesario; cuando dejemos de pensar que quien tiene que hacer lo necesario es el otro, el de al lado, el de arriba, o sencillamente quitarnos la muletilla del "Señor, heme aquí, úsalo a él" (parafraseando una parte del libro de sabiduría) empiezan los cambios.
Si el campesino no puede vivir en el campo y trabajar la tierra, si el habitante de la ciudad no puede vivir dignamente y ganar su sustento honradamente, si el menor de edad no puede acceder a la educación de calidad y el joven no puede desempeñar su vocación, eso que llamamos Paz no se acercará mucho que digamos, y sumemos a esto el hambre físico que se sufre en demasiados hogares, la violencia contra todo (mujeres, niños, homosexuales, pasajeros, judíos, cristianos, musulmanes, ateos, policías, civiles, Usted póngale un nombre y seguro que será violentado), la inequidad, obviamente, la avaricia.
Mis amigos alrededor del tinto tienen muchas visiones al respecto: Más guerra, Más marchas, Más apatía, Menos votos, Menos libertad, Más (ó Menos) orden, pero todos coincidimos en algo: hay que actuar, por supuesto que no todos vamos a llegar a ser alcaldes ó presidentes, ni siquiera a la Junta de Acción Local ó a la Asociación de Padres de Familia del colegio de nuestros hijos, pero sí que hay cosas para hacer, como ciudadanos son miles de pequeñas acciones que marcan grandes diferencias: no tirar el papel al piso, decir "por favor" y "gracias", escuchar la sabiduría de los mayores, enseñar a nuestros hijos el significado del RESPETO y los valores, no sentir vergüenza de ceder el puesto .... y pagar el pasaje, hay muchas más que seguro conocemos y que en verdad valen la pena.
Pero la mayor acción que necesitamos realizar es educarnos y educarnos en temas que no son ajenos a nuestro día a día: la economía personal, la educación de nuestros hijos, y en gran parte la política local y regional, para poder exigir con propiedad, para entender de que nos hablan los medios y saber si en verdad nos mienten, para poder tolerar y comprender, para dejar de ser el pueblo al que le están haciendo creer que Eso que llamamos PAZ, es un documento que se firma en otro país y que es para todos pero que va a beneficiar a unos.
El tinto se acaba y volvemos a nuestro diario que hacer.